Imperial Glory. Estrategia Comercial y Militar
En este juego se realizan muchas alianzas por turno, por lo que en cualquier momento podemos encontrarnos en guerra con cualquier nación, aún incluso de tener unas excelentes relaciones con ella. Esto significa que las edificaciones que hayamos construido en su capital, así como las relaciones comerciales establecidas, se irán a pique. Sólo podemos forzar una estabilidad diplomática con un país determinado mediante tratados diplomáticos, y estos, al costar mucho oro, ralentizaran nuestros desarrollos militares, económicos y tecnológicos, ya que al decantarnos por un edifico ó tecnología determinada afectamos al avance de los demás edificios y tecnologías.
Otra cuestión es que cualquier tratado firmado es un serio compromiso y si lo queremos cumplir debemos limitar muy seriamente la capacidad ofensiva y de movimiento de nuestras tropas. Por ejemplo, si firmamos la paz con alguna nación y no queremos que se detenga la anexión pacífica que llevamos a cabo con otra, no deberíamos atacar de nuevo a la primera al menos hasta que hayan transcurrido cinco turnos, si no, nuestra reputación con la segunda acabará por los suelos, y se detendrá la anexión.
Por eso es bueno decidirse antes de comenzar la campaña en el modo a seguir: Ejército ó Diplomacia. Yo casi siempre opto en un principio por la vía militar, para adquirir una fuerza defensiva aceptable que pueda rechazar un ataque enemigo, pero más adelante nos daremos cuenta que deberemos unir las dos vías para obtener el éxito deseado. Lo dicho, prefiero ir a lo seguro volcando todo el potencial económico en la inversión de avances propios, y en principio las tecnologías y edificios que podamos desarrollar con otras naciones las dejaremos a un lado. Más adelante, será otra historia.
Ejemplo: Imaginemos que nos hemos hecho de la capital de Piamonte hace tiempo, que hemos invertido grandes recursos en sus edificaciones y habemos acuartelado en ella el único ejército de que disponemos. De repente observamos que España, tras una batalla contra Portugal se ha quedado sin tropas para defenderse.
Para nosotros es una oportunidad espléndida para hacernos con sus regiones, pero para ello, debemos abandonar Piamonte. Si lo hacemos y alguna nación decide ocuparla, la perderemos inmediatamente, y con ella absolutamente todas nuestras inversiones.
Como dije antes, este problema no surje si partiesemos desde una región normal. Otra parte a contemplar es la posibilidad de una huida a tiempo y honrosa en caso de que en un conflicto bélico la balanza de batalla esté demasiado inclinada hacia el contrario. No podemos obcecarnos en la defensa de una capital sólo por miedo a perder las inversiones realizadas y las producciones obtenidas turno a turno, aún a riesgo de perder todo un ejército.
Aún así, el intento de anexión de capitales siempre estará presente, aunque luego puede que las abandonemos, porque los botines obtenidos tras la anexiones, engrosaran cuantiosamente las arcas de nuestro imperio, pero lo dicho, de momento no edificaremos en ellas hasta poderlas defender con garantías.
Más adelante elegiremos una de las regiones que hallamos conquistado para comerciar (como venderla a otra nación), por lo que no nos conviene invertir en ella construyendo edificios propios. Por ejemplo, después de la conquista de la Península Ibérica, la región de El Algarbe sería adecuada para este propósito, ya que después de su venta no quedaría al alcance del comprador y sí al alcance nuestra, para invadirla de nuevo y recuperarla. |
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Cada vez que entremos en batalla intentaremos no perder ni a uno sólo de los nuestros, por lo que si sabemos que ganaremos una batalla a costa de algunos de nuestros muñequitos, no lo haremos si cabe la posibilidad de esperar tropas más idóneas para dicha batalla. Ejemplo, con dos tropas de Dragones podemos eliminar varias de milicianos sin que el enemigo nos cause baja alguna, pero si lanzamos a nuestros húsares, si las tendremos, seguro. Así que esperaremos a que vengan las dos tropas de Dragones. De todas formas esto más que un consejo, es un principio ético para con nuestros muñequitos. Una especie de compromiso que podemos adquirir antes de empezar a jugar: anteponer la vida de uno sólo de los nuestros antes que la conquista rápida de un imperio.
Con respecto a los ciudadanos tengo el compromiso de edificar un hospital antes que cualquier otro edificio, es lo normal tras un conflicto bélico. Pero vuelvo a repetirlo, no son normas del juego, sino nuestras propias, para amenizar más aún la campaña, si cabe. Cada jugador, como gobernante y general, podrá mimar a su pueblo y a sus soldados como crea conveniente. En linea generales, lo anterior expuesto es un resumen de lo que se avecina, y siempre hay una manera de hacer mejor las cosas.
Expongo lo aprendido, y no digo que sea lo mejor, porque las tácticas comerciales, diplomáticas y militares sobre el campo de batalla dependerá de nuestra habilidad, y podran resultar sencillas ó complicadas, efectivas ó inútiles, pero procuraremos no desalentarnos cuando algo salga mal, porque siempre estaremos aprendiendo para mejorarnos en este gran juego.
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